UN PAR DE HISTORIAS COTIDIANAS






UN PAR DE HISTORIAS COTIDIANAS

 

 

 

 

En estos días, han aparecido hechos y circunstancias inspiradoras de sonrisas y reflexiones. La clase  política no deja de llamar la atención con sus comportamientos.

 

Bienvenida nuestra capacidad de asombro. Los brotes de inspiración grotesca nos permiten una mirada compasiva de la crueldad con que exponen sus miserias.

 

El Ministro de Salud, el día 31/12 dictó una resolución que estableció un 7% de aumento en la medicina prepaga. 

 

A la tarde del mismo día, apenas unas horas después, en un record mundial de vida efímera, sancionó una nueva resolución que la dejaba sin efecto.

 

En sus fundamentos, invocó expresas instrucciones presidenciales. Innata capacidad para hacer lo uno y lo otro, más precisamente todo lo contrario, en apenas muy poco tiempo. 

 

Es decir que pudo argumentar, demostrar, justificar en un sentido e inmediatamente proponer lo inverso, sin hesitación, ni vergüenza alguna. 

 

No tuvo concreción la síntesis, ya que su tríada quedo sacrificada en el proceso de tesis y antítesis.

 

En el tránsito ha sufrido una admonición divina que lo congeló en una corrección inmediata.

 

Algún sistema de control de costos, precios, beneficios, por quién dispone la palabra final en este juego.

 

El Ministro viene de muchos errores virales, pandémicos, reproches y en este caso la desautorización ha sido tan rápida y efectiva que, prácticamente no ha sido advertida por el común.

 

Con múltiples padecimientos y críticas, cosecha compasión y conmiseración.

 

Son tantos sus males que despierta comprensión del dolor ajeno.

 

En la próxima, agotará la doble consulta. 

 

La Directora del INADI,  (Instituto Nacional contra la Discriminación) Victoria Donda, ha sido víctima de sus propias torpezas.

 

A la empleada doméstica, de su casa particular, le ofreció un empleo estatal, en su Dirección, para mejorar la situación económica.

 

Discriminación positiva a favor de quién mantiene con ella un contrato privado, el cual a tenor de la denuncia, carece de los beneficios legales del personal de Casas de Familia.

 

Muy mal en lo uno y lo otro. La denuncia judicial de la empleada doméstica genera incomodidad en la coalición gobernante, pero el Presidente resiste en su meta de mantener la unidad a cualquier precio.

 

No interesa la capacidad profesional o la aptitud moral o lo que es peor la manifiesta inexistencia de las mismas.

 

No distinguir entre una cuestión doméstica privada y la condición de funcionario público, es un impedimento inexcusable para mantenerse en el cargo.

 

La base de sustentación del entramado vario pinto es precisamente el reparto de cargos y nada debe alterar el equilibrio de estado. Se opta por asumir los costos políticos, de la permanencia en el cargo, en desmedro de la salida escandalosa y sus consecuencias internas.

 

Tienen que aguantar un par de días con la noticia  en los portales de los medios hegemónicos.

 

Luego, otra desgracia tapará la anterior. 

 

Pronto se olvidará el papelón doméstico y así sucesivamente.

 

La ex diputada, ahora titular del INADI, invoca objetivos superiores y que el evento provocado es justificable. 

 

Como no hay crimen, no hay castigo. 

 

Atenta lectora de Fiodor Dostoyevski, mezcla trama y ficción. 

 

El político siempre encuentra un lugar para su redención. 

 

 

  

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