EL DESCONCIERTO EN LA OPOSICIÓN

 

 

EL DESCONCIERTO EN LA OPOSICIÓN

 

 

 

 

 

 

Entramos en un año electoral que resulta crucial en la historia moderna del país. La coalición de gobierno ordena sus fichas con una dirección política clara y definida. El objetivo es la expansión terrritorial del núcleo favorito de Cristina y la batalla crucial es en la Provincia de Buenos Aires.

 

Máximo es entronizado como presidente del Partido Justicialista en dicho ámbito y con Axel se conjuga el Gambito que pregona la Dama para culminar la transición presidencial actual hacia el modelo familiar monárquico.

 

Los gobernadores peronistas se cierran en sus lares y se conforman con la distribución del poder local, consintiendo la llegada de las nuevas generaciones impulsadas por la dueña incuestionable del juego.

 

Alberto, encumbrado en un espacio inesperado, lejos, muy lejos de sus más altas pretensiones, dueño de un sueño presidencial que no termina de entender, acompañará, seguramente, desde alguna embajada distinguida, la distribución del juego.

 

Macri, sin elaborar el duelo de su derrota inesperada, repartiendo culpas y responsabilidades internas, desconociendo el desastre de su gestión económica, de forma obstinada, se mantiene en la grieta que articula para su grupo de fanáticos intransigentes.

 

La genial concepción de la fórmula presidencial invertida pintó una derrota sostenida fundamentalmente en el gran enojo de los sectores medios con la soberbia y el enfrentamiento como método de acción política.

 

Luego del silencio necesario, sanador, el ex presidente, insiste en fomentar la división y desconoce la pertenencia a un sector de privilegio, que irrita y rechaza el ciudadano común.

 

Es el cuarto gobierno kircherista y la oposición parece copiar el modelo venezolano. División en crecimiento y empecinamiento en protagonismos individuales.

 

La única resistencia efectiva, eficiente, silenciosa es la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

 

Un resultado electoral alentador al oficialismo la hace caer indefectiblemente y con ello adiós a las libertades individuales y bienvenida la fatalidad hegemónica, con la Justicia Militante.

 

La única alternativa real para sostener la república y el sistema democrático es la unión absoluta de todos los sectores opositores.

 

Macri debe reconocer que tiene un piso y un techo electoral. Que fue un momento de la vida política del pais y que fracasó economicamente, de forma rotunda.

 

Larreta, Vidal, simbolizan la esperanza de sectores medios desencantados que reclaman gestión, unión, eficiencia y fundamentalmente un país normal.

 

Lavagna debería hacerse cargo de que a la par de ser un exitoso economista, es también complice político de un esquema que crítica pero que contribuye a su consolidación.

 

Lo mismo le cabe a los grupos libertarios que fomentan el individualismo acérrimo y firman una garantía del colectivismo extremo, con su actitud real de progresar en el “grupismo”.

 

La debacle económica macrista nos trajo a esta cita.

 

Tengamos agradecimiento por su gestión política, las libertades, el alineamiento internacional, pero mantengamos el diagnóstico correcto. Haganse cargo.

 

Es tiempo de nuevas oportunidades. 

 

Miremos las cosas simples. Mantengamos la esperanza. 

 

Vidal también ha sido víctima de Macri. Su lealtad la llevó a inmolarse sin dividir la elección. Nunca pudo con el alter ego presidencial.

 

Disfruta de  una vida común, duda y reflexiona. Debe volver a la batalla. Buenos Aires la espera. 

 

La vida siempre otorga “Una segunda oportunidad”.

 

En el recuerdo del inolvidable James Gandolfini (original “Enough Said”) dicha película fue su última incursión artística. 

 

A la par del film, tiene que evitar la permeabilidad al juicio ajeno. Es necesaria y su lucha está inconclusa. 

 

El castigado alcalde porteño, en el proceso natural del Cursus Honorum, tiene que ser rescatado por su perserverancia en los consensos, el diálogo y la integración transversal.

 

Es momento de postergar los egos, las miserias individuales y apostar a un gran acuerdo.