ES LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN: VAMOS POR ELLA.

 





                             ES LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN: VAMOS POR ELLA.





En sus últimas manifestaciones, Cristina ha dejado claro el objetivo central de su lucha política, la Corte Suprema de Justicia de la Nación. 

Entre la falta de legitimidad electoral de sus miembros y el carácter perpetuo de los cargos, denuncia que a la Corte no la controla nadie.

Fantástico desconocimiento del Derecho Constitucional, pero fundamentalmente desborde de enojo e impotencia ante la falta de acatamiento a la voluntad popular expresada en su líder, convalidado por la soberanía del mandato en las urnas.

Reitera, ahora en forma directa contra la Corte Suprema, los argumentos de su exposición indagatoria del 2/12/19, ante el Tribunal Oral Federal 2, donde sin aceptar preguntas, leyó por más de tres horas sus razones defensivas.

Fundamentalmente que el Tribunal interviniente era un órgano de “Lawfare” y que a ella la historia la absolvió”. 

La sentencia del voto popular que la eligió despoja de toda legitimidad el obrar judicial, iniciado en su anterior mandato presidencial.

En forma más contundente que en el alegato defensista final de Fidel Castro, quién planteó precisamente que la historia lo absolverá, acude a la frase efectista para darle la condición de hecho consumado por los resultados electorales.

Defensa política de una abogada que debe estar a derecho, al igual que el común de los ciudadanos y responder de sus actos, sin privilegios, ni distingos, por tratarse de alguién que circunstancialmente ocupa un cargo de índole política.

Desconoce la intervención judicial contra el emplazamiento popular.

Ahora se alza en forma desesperada contra la Corte Suprema, al galope de expresiones brutales.

Insiste con los términos expresados contra el Tribunal, que circularon con asombro en el ámbito internacional, con una indagada enfrentando en tono descalificador a un Tribunal que se mantuvo en respetuoso silencio.

La gobierna la desesperación por que no se ha resuelto su cuestión judicial, ni tampoco el sistema que administra sus causas.

En los mismos días la Corte deja en la interperie a Aime y la Casación rechaza las impugnaciones a la ley del arrepentido colaborador.

Además, la Comisión Beraldi y 10 más, no se expide sobre el aumento del número de jueces de la Corte, dejando en solitaria minoría a un miembro del Consejo Consultivo, que desespera por el aumento, con lo cual, por ahora, cierra el capítulo de la modificaciòn.

Tendrá que apurar entonces la vía del enjuiciamiento político.

El lunes 14 de diciembre se celebran dos eventos de trascendencia para la lectura integral de la cuestión.

En un acto al que convocan Luis Delía, Fernando Esteche y Gabriel Mariotto, con la consigna “Por una Navidad sin presos políticos”, contra el Lawfare, pedirán por la liberación de Amado Boudou, Julio de Vido, Milagro Sala y Ricardo Jaime.

Será muy interesante observar la tribuna, los oradores y los concurrentes para obtener una fotografía de la realidad de cada quién en el sistema.

Frente a dicho horizonte y composición intelectual, la Corte Suprema de Justicia es el último bastión de la existencia de un país razonable, plural, democrático y republicano.

La caída de la Corte Suprema es el reemplazo del sistema democrático por el orden revolucionario. 

Muchos se preguntan dónde y cuando se jodió Venezuela para empezar su caída en el irremediable sendero hacia el abismo.

En la Argentina, el comienzo del fin es con la debacle de la Corte Suprema.

La defensa es un compromiso ciudadano.

El otro evento del mismo día es la convocatoria del Tribunal Oral Federal 8, en la causa del Pacto con Irán, para una audiencia preliminar, a los fines de ordenar las pruebas, entre ellas la deposición de 300 testigos nacionales e internacionales, presenciales o por medios electrónicos.

Algunos de los que convocan al acto político, por los denominados presos políticos, están implicados en el expediente e incluso, el tema y sus derivaciones internacionales preocupan gravemente a la vicepresidenta.

Los Estados Unidos e Israel tendrán los mejores ojos y oídos en las audiencias. 

Los memoriosos tienen presentes las increíbles imágenes del entonces Canciller Héctor Timerman interviniendo en forma personal y pública, alicate en manos, una valija reservada de las Fuerzas Armadas de EEUU. 

Ello sin perjuicio del ulterior pedido de una visa humanitaria para atenderse en sus hospitales.

La memoria del Fiscal Alberto Nisman, denunciante de la entonces Presidenta por dicho Pacto, también estará en la escena.

Es un acto de terrorismo internacional cuyo debate público tendrá depositadas las miradas del mundo y será eco de los medios. Habrá una inspección minuciosa del entramado de relaciones con jugosas grabaciones de audio y video.

Los vericuetos del medio oriente y las nuevas relaciones del mundo árabe e Israel siempre sorprenden.

No es sencillo declarar ante un Tribunal y resistir con temple y entereza el embate fiscal en las audiencias. Las coartadas y declaraciones más sólidas caen ante los requerimientos incisivos y los encierros dialécticos.

Las novedades internacionales, muchas veces al amparo de sugestivas y sugerentes modernas  alianzas, ponen en vilo las declaraciones de funcionarios de Interpol y otras jurisdicciones.

El debate puede arrojar increíbles sorpresas.

Demorada por múltiples planteos respecto a la ley de arrepentidos y colaboradores, con paso lento pero firme, viene la causa de la obra pública. No detiene su andar y ya pasó la Casación Penal.

Si la Corte también convalida los procedimientos, expondrán quienes realizaron acuerdos con la Fiscalía y fueron aprobados por los jueces. 

Ya sean colaboradores eficaces o delatores premiados, aportarán elementos extraordinarios al debate oral y público. Escenario impensado para la política.

Nada detiene, ni  fulmina los procedimientos. 

La reforma judicial propuesta no apunta a dichos recodos del camino. Por eso, en su momento fue rechazada como propia, expresamente por la vice presidenta.

Solamente el Tribunal Intermedio, con jueces designados al efecto, puede aportar alguna esperanza. No le alcanza.

La única salida que le queda a Cristina es la Corte. Pero no se instan cambios.

Este es el sentido de la virtual declaración de guerra.

Ante ella es su batalla final. A todo o nada. 

Si Cristina no logra realizar acuerdos políticos para ampliar la Corte (ahora sin el amparo de la Comisión Beraldi) irá por ella por la vía del enjuiciamiento político.

El problema más grave, para ella, es que los jueces no le tienen miedo y este foco de agresión política la aisla en su grupo de referencia y fanatismo y a su vez unifica e integra al Tribunal, deponiendo sus diferencias, ante la agresión externa.

El peronismo tradicional no comprará una excursión con embate de semejante entidad.

Por ahora, el Presidente siempre le otorga razón, pero en el caso de la Corte, sorprendentemente, sin perjuicio de lo que dice, hace lo contrario.

Pudo pedir expresamente la consulta al Consejo de Beraldi y 10 más. No lo hizo.

Avanzar ahora contra la Corte es poner al desnudo la obediencia debida y una suerte de suicidio polítco.

El tercer eje de la coalición, Massa,  tendrá su palabra final en Diputados y una dificultad extrema para juntar los votos necesarios, además de portar escasa voluntad para hacerlo. Todo ello, en el marco de un sospechoso silencio.

Apagón informativo: “Silenzio Stampa”


“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo” (Abraham Lincoln).


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