REFLEXIONES AL PASO

 



REFLEXIONES AL PASO

 

                                                                                      El regreso de los alumnos a las clases presenciales será un despelote, por la logística que demandarán los protocolos necesarios por la pandemia del coronavirus” (declaraciones del Gobernador Axel Xicillof).

 

 

 

 

 

Argentina está cerrando el ciclo lectivo sin clases presenciales en una afirmación dogmática concertada entre los funcionarios y los dirigentes sindicales de los combativos gremios docentes.

 

A la par UNICEF, Agencia de la ONU, y la OMS se expiden sobre los daños irreversibles en la educación ante el cierre compulsivo de las escuelas y los beneficios de permanecer en las aulas. 

 

En ambos organismos se privilegian las medidas de seguridad básicas y la educación presencial como elemento distintivo de una propuesta educativa integral.

 

La educación se ha interrumpido para una generación. En Europa la actividad escolar, aún con la segunda ola de contagios, fue regresando, con restricciones, límites y protocolos.

 

Los expertos señalan que la escuela es un lugar de acogida, de alimentación, de servicios, de salud y de aprendizaje.

 

En Uruguay aprendieron, con las escuelas abiertas, que, en general, el niño es consecuencia de la infección del adulto y no la causa.

 

Cerrar las escuelas es una tragedia social y con potenciales consecuencias futuras para los niños.

 

Hay que planificar para reabrir de una manera segura y gradual. Articular planes de contingencia. En su momento, localizar los casos de contagios, seguirlos y aislarlos.

 

Lo único que no puede hacerse es ampararse en el “despelote” para no hacer nada.

 

La invocación del “despelote”, constituye una nueva traición del lenguaje. Una vez más sufre el embate de su propia expresión. Le gana el desorden, la confusión.

 

Reabrieron los casinos y bingos en una patética demostración de consumo masivo del juego, mientras las aulas permanecen vacías.

 

Curiosa paradoja Argentina: Casinos abiertos y Escuelas cerradas. Todos pujan por jugar y nadie se hace cargo de estudiar, ni del estímulo presencial.

 

Por lo demás, mientras la Provincia de Buenos Aires transita la sexta prórroga de vencimiento y renegociación de su deuda externa, las definiciones se dilatan, con un default técnico en ciernes, las paritarias estatales cuentan con la complicidad de los dirigentes sindicales para extenderse sin mayores compromisos, con salarios a la pérdida, sin perjuicio de recibir fondos transferidos en virtud de quitas sobrevinientes a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por parte del Presidente de la Nación.

 

 Solamente se advierte, como política de Estado, la crítica constante a la gestión antecedente, fruto de todos los males y padecimientos. 

 

No cualquiera puede transitar un virtual levantamiento policial por reclamos salariales, con asambleas,  alzamiento de voces, amenazas y grave afectación de la cadena de mandos, resuelto favorablemente para los virtuales huelguistas, con mejoras considerables, no replicadas en otros estamentos estatales, incluso sin sanciones ni medidas disciplinarias.

 

Ha sido gratis para los cabecillas, seguidores y festejantes. 

 

Todo un ejemplo de disputa sindical consolidada en la fuerza de seguridad. No hurguemos en la autoridad que se ejerce en esa policía tan especial y con historia sumamente ingrata en la tradición política local. 

 

Probablemente, el próximo paso sea la legitimidad de la actividad sindical en su seno y su reconocimiento formal. 

 

Un buen termómetro de su realidad será el caso Facundo Astudillo Castro, con instancias de investigación cruciales en la Cámara Federal de Bahía Blanca, sede en la cual la inspección de los pesquisas bonaerenses carece de influencia.

 

Un año de gestión y el mensaje de críticas a la Administración Vidal continúa como una letanía, en una verdadera marca registrada que justifica la falta de noticias de su propia actuación.

 

Se avecina un curioso debate en torno a los “Barones del Conurbano” y las limitaciones legales a la reelección. Lucha abierta, en la Justicia y por un camino de interpretación legal y/o por reforma legislativa de la norma. Intendentes del oficialismo y la oposición combinan sus necesidades de perpetuarse en la función pública y confrontan con nuevas generaciones que buscan espacios en los cobijos de los entrecejos del poder.

 

En esto no hay ideología, simplemente afán de perdurar con los beneficios de la Corporación y del Sistema.

 

La Policía y sus mañas, la política y las suyas. 

 

Hechos. No palabras.

 

 

 

 

 

 

 

 

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