LA RAZON Y SUS RAZONES

 





                                                

                         LA RAZON Y SUS RAZONES

    

 

La razón de la nominación Presidencial de Alberto Fernández fue una cuestión de conveniencia política, en base al teorema de que con “Ella” sola no alcanza y que sin “Ella” no se puede. Un cálculo matemático y una necesidad del líder acuñaron la iniciativa ingeniosa y triunfalista.

 

El agraciado no tuvo arte en la propuesta. Existieron postulantes frustrados y la elección fue sorpresiva y sorprendente.

 

Los sucesivos electos, Scioli, Fernández, forman parte de un plan de transición auspiciado interín progresa la construcción política familiar para consagrar al heredero.

 

La primitiva sucesión matrimonial, muta en la actual de carácter materno filial. Siempre, la unidad de concepción: política, negocios y poder.

 

Las razones del proyecto son mantener el control formal y sustancial del eje de la coalición gobernante.

 

En las diferencias, progresan las críticas públicas en desmedro del intercambio privado y el líder alza su voz y establece condiciones.

 

El elegido respeta, consiente y halaga al elector.

 

El pensamiento setentista se ordena en una agrupación que tiene identidad ideológica, orden, estructura y se expande ocupando ámbitos territoriales y formales de poder. El peronismo es útil y necesario para tender, con paciencia artesanal, las redes de ocupación por cuadros militantes.

 

No importan Scioli, ni Fernández, son meros gestores circunstanciales de un orden superior. Lo que trasciende es el proyecto, la ocupación de los espacios, la progresiva afectaciòn de la actividad privada, la intervención estatal, la degradación educativa y el lento deterioro del nivel de vida de los sectores medios, en derrumbe al edén del Estado omnipresente y la dependencia estatal absoluta.

 

Presión tributaria ingeniosa y constante sobre los privados, como modo alternativo y moderno de transformar la propiedad de los medios de producción, ante el fracaso de la expropiación directa. 

 

Empobrecimiento de los sectores medios, cuna de votantes distraídos, confusos y enojados, víctimas inocentes del relato progresista. 

 

Expansión del pobrismo y el clientelismo político. 

 

Trabas a la iniciativa privada, emprendedores e inversiones. 

 

Es un proyecto político integral, con cuadros y estructura nacional, que supera con creces, cualquier aparato  corporativo o sindical. 

 

Usa al peronismo como un mecanismo o medio para la consecución de un fin. 

 

Es la revancha de la juventud setentista contra la derrota con el General en la Plaza.

 

Son las razones de la razón, que justifican esa particular nominación.

 

Pero, además, el electo debe luchar contra la naturaleza de la electora y ahora se encuentra contra su peor enemigo interno.

 

Le sucedió al anterior postulante presidencial sindicado por la decisión divina. Mantener silencio ante el agravio, el desplante o el destrato. Consentir la provocación, el maltrato y omitir todo enojo explícito o respuesta que altere la cordialidad.

 

Empoderado con la banda y el bastón presidencial no es suficiente legitimidad para confrontar. Las misivas hirientes, distantes, siempre contienen circunstancias dignas y merecen respuestas de reconocimiento y elogio.

 

Subyace la sujeción interna. Es más fuerte el “Le pertenezco”.

 

Tiene que safisfacer el afán de dominación sobre el mismo. Acepta su condición.

 

Como un esclavo Hegeliano, el Presidente está condicionado por la voluntad de quién lo ha nominado.

 

Asumió la Presidencia y se puso en contradicción con todo lo que había dicho en los últimos años. Para continuar con sí mismo, tiene que doblegar la voluntad de la Jefa.

 

El Presidente ha renunciado a sus deseos para satisfacer a quién lo ha propuesto.

 

Como puede evolucionar el vínculo. Podrán invertirse los roles. 

 

Tendrá el Presidente su propio rumbo. Hay espacio para una relación colaborativa.

 

Ella tiene una estructura territorial, política, votos y agrupación con identidad ideológica y militancia.

 

El, la liga de los gobernadores y el sindicalismo tradicional. En ambos casos, alianzas circunstanciales con el peronismo que vaga de color según la ocasión.

 

Presentadas las armas de uno y otro para el combate político, la verdadera lucha se encuentra en el interior de la propia subjetividad. En la intimidad Presidencial, en el seno del hombre, se juega la partida por su libertad.

 

 

 

 

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