EL PODER NO SE ENTREGA: NUNCA, JAMAS

 






                                        EL PODER NO SE ENTREGA: NUNCA, JAMAS 

 

 

 

 

La realidad siempre arroja pinceladas del comportamiento humano que superan la imaginación y el ingenio.

 

Sin perjuicio de los preludios, anuncios y premoniciones, la actitud de Donald Trump, sin atisbos del mínimo de gentileza y elegancia, para afrontar la derrota, invocando fraude y errores por doquier, sorprende y expone de manera brutal los padecimientos enfermizos de los abusos totalitarios en el ejercicio del poder.

 

Aún con cómputos cerrados, ajustados, en el ámbito de un escrutinio provisional y esperando el cierre del definitivo, con posibilidades de revisión por la propia naturaleza de las escasas ventajas, pudiendo utilizar un lenguaje razonable, con expectativas inciertas, la búsqueda de una salida de barricada expone los problemas del síndrome de Ubris o adicción al poder.

 

A la derecha o a la izquierda del arco político, envueltos en su grandeza, prestos ante el llamado registrado para las grandes empresas, el orgullo o la confianza en sí mismos, que los proyecta como líderes mesiánicos, se alza la divinidad de los elegidos.

 

Víctimas de un trastorno de la personalidad. Opiniones cerradas, prepotencia y rechazo de otras ideas.

 

Siempre un paso más allá de la moral, la razón y la prudencia.

 

Es tal el egocentrismo y la adulación en el vínculo del líder y sus adeptos que se pierde la perspectiva de la realidad.

 

El afán de superioridad los lleva a la creencia que únicamente responden ante deidades o divinidades superiores, como Dios, el Destino de la Nación o la Historia.

 

Lejos, muy lejos del juicio humano.

 

La resistencia para dejar el Poder también reconoce antecedentes en nuestro país cuando la Presidenta saliente Cristina Fernández de Kirchner se negó a entregar los atributos del mando al Presidente entrante Mauricio Macri.

 

En un guion dramático, casi de sesgo televisivo o cinéfilo, no hubo acuerdo en las formas y por lo tanto se evitó la representación conjunta.

 

No hubo traspaso de mando de un Presidente al otro. Se arbitró un procedimiento en ausencia de quién no quería estar presente.

 

Mauricio Macri no recibió el bastón de mando, ni la banda presidencial por parte de Cristina Kirchner.

 

Si se realizó la ceremonia oficial en esos términos, cuando tuvo que recibir los atributos Alberto Fernández.

 

Los líderes mesiánicos se igualan en la falta de aceptación de la realidad. Construyen el relato.

 

Contrastan entonces la realidad como verdad y la realidad como relato.

 

Luego se suceden las mismas luchas. Las batallas contra los medios de comunicación que no se ajustan a sus predicciones, el enemigo exterior e incluso el propio de su país, ya que se esfuma el espacio del adversario circunstancial.

 

Trump, mediante sus redes sociales sigue en combate, ahora incluso aún contra los que los que tradicionalmente le fueron afines. 

 

El relato debe imponerse. La lucha es por dominar el lenguaje. Crean la realidad y luego la comunican.

 

Cuando la realidad los trasciende de manera brutal, son presa del enojo más inocente que los espeja en forma prístina y transparente. Su naturaleza se expone sin reservas:

 

Se niegan a abandonar el poder o no intervienen en  actos que les reporte dicha situación. 

 

Las divisiones y enfrentamientos son gestadas por esos liderazgos tóxicos. Progresa la dialéctica de la relación amigo-enemigo.

 

Es el sistema, la alternancia, lo que resuelve los límites a la hegemonía y al poder absoluto. La posibilidad del relevo periódico, en el ejercicio del poder, mediante mecanismos legales, a fin de evitar “El vamos por todo”, popularizado luego de una victoria electoral y auspiciada a voz alzada por la “elegida”, mucho más que electa.

 

Estos ejemplos de patéticos abusos deben ilustrar como a un lado y otro del espectro político se cuecen las mismas habas.

 

Los resultados electorales aportan un gran respiro. Se advierte una convocatoria a la unidad y la concordia. Al sentido común.

 

La democracia más antigua siempre se reinventa a sí misma.  Joe Biden, un Presidente electo, fruto de una larguísima carrera política, víctima de graves tragedias personales y, fundamentalmente, una persona normal y corriente  y  Kamala Harris, primera mujer Vice Presidenta electa, negra, afroamericana, hija de un padre originario de Jamaica y una madre de la India, ambos inmigrantes y estudiantes de la Universidad de Berkeley, California. En los dos casos provenientes de colonias Británicas.

 

Una vez más la diversidad presente en una situación concreta,  a la par que la consolidación de los derechos de las minorías. Además, Kamala Harris, aspirante natural al próximo turno presidencial, por trayectoria y condiciones propias.

 

Legado de Barack Obama y su visión igualitaria. 

 

 

 

 

 

 

 

Comentarios

  1. Alguien dijo los otros días, con justa razón: "El kirchnerismo norteamericano, que dividió el país, persiguió a la Justicia y a los medios" perdió en estas elecciones y no lo reconoce. Apoyado por mínimas y, esto es personal, despreciables minorías, no comprende que hay una mayoría harta de manipulaciones , de traumáticas faltas a la Democracia y al respeto de mayorías que piensan y anhelan un país más equilibrado libre de caudillos maniqueos ("Maniqueísmo es el nombre que recibe la religión universalista fundada por el sabio persa Mani (o Manes) (c. 215-276), quien decía ser el último de los profetas enviados por Dios a la humanidad.")
    Son sólo eso; falsos profetas de los cuales, de una manera u otra, el mundo debe liberarse y de ese modo, lograr la Paz y una armonía más que necesaria en los tiempos que corren...
    Muy bueno, Ricky... Ayuda a pensar...

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    1. Mostrar una realidad deformada por el relato es como contar una historia con dragones que acechan el perfecto castillo de los reyes. Una parte del pueblo siempre se identifica con la heroína encerrada en la torre más alta e imagina liberarla de tal cruel castigo, al que fue sometida sólo por ser buena y generosa.
      La otra parte, dueños de la realidad sin fantasía, creen que la princesa debe seguir recluída porque se ha olvidado de sus súbditos, se ha aprovechado de su trabajo y lo producido en el pueblo lo ha invertido en adornos y más castillos, omitiendo pensar que aquellos,sólo pueden volver a trabajar cuando hayan almorzado.

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