EL SILENCIO INCÓMODO

 









                                                      EL SILENCIO INCÓMODO

 

 

  Luego de sucesivos encuentros quincenales, con exposiciones presidenciales comparativas, derroche de filminas, tono docente y reflexivo, han cesado los mensajes televisivos mediante los cuales se informaba la prórroga sucesiva del aislamiento social preventivo y obligatorio, con el consecuente encierro de la gente y de la economía.

Actualmente, entre errores, omisiones, olvidos, cómputos fallidos, equívocos en registros y estadísticas adversas, el silencio contrasta con la ausencia absoluta de resultados auspiciosos y positivos.

El virus se expande y la economía se desploma.

Ambos configuran una combinación explosiva que agobia a los argentinos y los sumerge en un horizonte incierto.

En la ecuación de las medidas impuestas y los éxitos obtenidos, se advierte una apresurada ponderación de los costos económicos de la cuarentena impuesta en forma coercitiva.

Debieron valorarse más adecuadamente los costos económicos del encierro obligatorio y las consecuencias de la parálisis.

No existen herramientas para solventar el aislamiento y hoy constatamos que ha sido muy crítica e incierta la medida ante sus magros resultados.

Lamentablemente, Argentina ocupa puestos de privilegio en el ranking de las desgracias pandémicas.

El escenario epidemiológico y económico es cruel, aún para las miradas más distraídas.

La crisis viral y económica progresa geométricamente, sin lograr arribar al pico de su evolución.

Las respuestas sociales se adelantan a las medidas del gobierno y avanza una desobediencia civil.

La agenda oficial se estructura con cuestiones ajenas a las calamidades reales.

No existe conducción unificada. Hay diversidad de opiniones y se dispersa la orientación política.

Se anuncian decisiones, desmienten, desautorizan o refieren que fueron mal interpretadas.

Las víctimas pandémicas, económicas y educativas se multiplican.

Ya no existen lecciones periódicas desde el estrado. La tribuna ha sido abandonada y ahora se pregona ganar la calle, en forma virtual, para celebrar una fecha histórica del calendario peronista. 

Por lo demás, hay que encumbrar al Presidente en lo más alto del Partido. Se avecina el año electoral y hay que repartir cosas, además de penurias.

Luego de 204 días sin clases, los trascendidos dan cuenta del posible giro de la política educativa. Llega por desgaste, ya que tampoco hubo reflexiones en torno al daño producido.

Solamente la ciudad de Buenos Aires mantuvo la discusión sobre la apertura.

Ahora priva la resistencia a las palabras y desaparece la aventura de las respuestas. Fin de las ligerezas.

El resultado emergente de las medidas extremas es una catástrofe viral, daños gravísimos a la economía y la educación, con un balance desalentador entre la proporcionalidad de las decisiones y los resultados obtenidos.

La combinación científica y política, utilizada para el gobierno de la pandemia, arroja un panorama desolador en términos de cifras y estadísticas,  que no resiste comparaciones felices con otros modelos de  gestión de la crisis.

Ante la fatalidad de los números, nada es mejor que un saludable silencio.

 

 

 

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