EL PRESIDENTE DE LA CARTA ASTRAL Y DE LOS AUGURIOS

 


                        EL PRESIDENTE DE LA CARTA ASTRAL Y DE LOS AUGURIOS

 

“Me hice una carta astral y me dijeron que estoy       predestinado a construir desde las cenizas” (declaración del Presidente Alberto Fernández).

 

 

 

                  

                  

                  El Presidente expuso públicamente a la Secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, al señalarla como la autora de la carta astral con semejante destino.

            

            Podrá afectar la credibilidad de la astrología. Habrá algún parentesco con otra Presidenta que hacía lo propio con uno de sus Ministros. Será alguna cuestión vinculada con los pensamientos políticos del movimiento que los aglutina en su colectivo

 

            Es un augurio al modo de la antigüedad, al amparo de invocaciones divinas, fantásticas o mediante la lectura de indicios, señales que definen vaticinios y acontecimientos.

            

            Resulta esperanzador que apele a medios científicos para analizar su destino y sobre todo tranquilizador para los ciudadanos advertir las reflexiones que gobiernan su espíritu creativo.

 

            La astrología forma parte en definitiva de la visión mágica que algunas personas tienen del mundo. 

 

            Convoca por la necesidad de aceptar la ficción como real o acudir a un lenguaje simbólico con un método de adivinación.

 

            El Presidente se envuelve entonces en una profecía autocumplida. Prisionero, como creyente por motivos culturales y psicológicos, se sugestiona con la predicción y se convence de su destino.

 

            Si el astrólogo persigue afanes exitosos u objetivos inconfesables, puede decir lo que quiere escuchar y, a su vez, trabajar sobre las preocupaciones más acuciantes. 

 

            En definitiva, elaborar un destino de gloria.

            

            Tal la persecución del método adivinatorio divino.

            

            Las visitas de los políticos a la astrologa, tarotista, bruja o vidente esconden en verdad una muestra de debilidad y de preocupación por el futuro, por el devenir.

 

            Pero fundamentalmente el político necesita de ella para recibir la información que confirme su propio parecer o punto de vista, en lo que se denomina, propiamente, sesgo de confirmación. En este punto, la lucidez debe ser extrema para evitar la autocomplacencia.

 

            En el caso, la relación entre el gobernante y la astróloga es muy estrecha, ambos se satisfacen del deseo de legitimidad y evitarán el pronóstico de su propio infortunio.

 

            Es casual el momento de la consulta, la oportunidad del evento o causal por las circunstancias que de público conocimiento padece el país.

            

            En tiempos de incertidumbre y confusión política, entretienen y alegran las simpatías cósmicas.

 

            Todo ello siempre que, este recreo astrológico, no derive y construya un pensamiento mágico.

            

 

            

            

 

            





 

            

            

Comentarios

Entradas populares