CIRCOVID: PROVINCIA DE BUENOS AIRES VS CABA

                             CIRCOVID: Provincia de Buenos Aires vs/CABA


 

 

            El título de las presentes reflexiones es fruto del enojo y la contrariedad de un distinguido y laborioso profesional que, sumamente irritado por el encierro obligatorio, advierte la existencia de un espectáculo artístico que distrae, asusta y entretiene a la gente, con vértice en la cima del Poder.

            Las diferencias económicas y sociales quedaron relegadas y todos por igual fuimos sometidos a una propaganda oficial única y frente a la tragedia en ciernes formamos un bloque absorto, atento y expectante.

            Rescato el ingenioso eufemismo para analizar un clásico de la cuarentena viral y económica: Los embates y los reproches constantes de las autoridades de la Provincia de Buenos Aires contra sus similares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).

            En todo momento se plantearon los conlfictos por la supuesta  actitud irresponsable de los funcionarios de CABA que se excedían en el otorgamiento de libertades individuales a sus vecinos.

            Lo curioso del incidente, que se repetía constantemente, ha sido la paciente y calma actitud del Jefe de Gobierno Porteño, quién inmutable continuaba con sus sucesivos reclamos de nuevas aperturas al Presidente.

            A la agresión como método de acción política, sistemáticamente se opuso una devolución silenciosa, ante la cual se sobresaltan aún más los planteos y contenidos del reproche. 

            En un ejercicio de tolerancia y respeto el Presidente y el Jefe de Gobierno construyeron acuerdos de coincidencias en sus diferencias. Curiosa experiencia política pandémica para los argentinos, huérfanos de consensos, diálogos y equilibrios prudentes.

            La Pandemia es un hecho de alta intensidad que ha afectado la vida humana con suspensión de actividades, libertades, reclusión y miedo.

            El estado de excepción perdura y no existe un itinerario claro de salida.

            El país necesita del mundo de las ideas en desmedro de los dogmas.

            Se encuentra afectada la calidad institucional.

            El futuro es incierto. El porvenir se halla paralizado. Nos gobierna el temor y la incertidumbre.

            La confrontación estéril y las divisiones carecen de sentido ante la gravedad de los acontecimientos.

            Los dirigentes deben cruzar todo tipo de fronteras intelectuales y emocionales y superar los umbrales del odio y del resentimiento.

            Deben existir altas dosis de diálogo, paciencia y tiempo.

            La salida de la emergencia impide continuar con los conflictos y las disputas. Quedan las anécdotas del método utilizado y sus críticas, pero ya no hay espacio para escalar en las diferencias.

            Existen temas urgentes que a todos nos incumben. 

            Es la hora del diálogo, concertación y consenso. No hay tiempo para más.

            El “Circus” que da título al breve ensayo, es el fiel testimonio del fracaso de la “Corporación”, que no supo, no quiso o no pudo construir un consenso amplio y representativo.

            Es más fuerte la grieta que el propio instinto de supervivencia.

            Para algunos, es una cuetión indispensable aún en las condiciones más extremas.

 

            

 


            

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